
Adultos Mayores LGBTQ+: Envejecer con Orgullo y Dignidad
Envejecer es un proceso natural, pero para las personas adultas mayores de la comunidad LGBTQ+ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, queer y más), esta etapa de la vida conlleva retos únicos derivados de una historia de discriminación, invisibilidad y exclusión social. En particular, las personas transgénero, travestis y transexuales enfrentan mayores vulnerabilidades sociales, médicas y económicas durante su envejecimiento.
1. Contexto histórico de discriminación
Durante décadas, muchas personas LGBTQ+ vivieron en la clandestinidad por miedo al rechazo, a perder su trabajo, a la violencia o al abandono familiar. Para quienes hoy tienen más de 60 años, las políticas represivas, la falta de derechos civiles y el estigma social dejaron una huella profunda que aún persiste.
Las personas trans, en particular, han sido históricamente excluidas de espacios laborales formales y de los sistemas de salud. Esto ha resultado en trayectorias de vida marcadas por la precariedad, lo que se refleja claramente en su vejez.
2. Implicaciones particulares para personas trans, travestis y transexuales
- Identidad y cuidado: Muchas personas mayores trans temen entrar a residencias o centros de salud por miedo a que se les niegue su identidad de género. Algunas se ven obligadas a «volver al clóset» para evitar discriminación.
- Acceso médico discriminatorio: La falta de profesionales capacitados en salud trans envejecida puede llevar a tratamientos inadecuados o al rechazo directo. Además, muchos centros de salud no reconocen sus nombres o género auto percibido, lo que causa incomodidad y retraimiento.
- Salud mental afectada: La exclusión prolongada puede generar soledad, ansiedad y depresión. Estos factores se agravan por el aislamiento, la falta de familia o redes de apoyo, y el miedo al futuro.
- Bajos ingresos y falta de seguridad social: Muchas personas trans adultas mayores nunca cotizaron en sistemas de pensión, debido a la exclusión laboral, el trabajo informal o la prostitución como único medio de subsistencia.
3. Redes de apoyo comunitario: su importancia vital
Ante la exclusión de sus familias biológicas, muchas personas LGBTQ+ han formado sus propias “familias elegidas”, con amigos cercanos, parejas o miembros de la comunidad. Estas redes son esenciales en la vejez, tanto para el acompañamiento emocional como para el cuidado físico.
Organizaciones como SAGE (en EE.UU.) o la Casa de Día Vida Alegre (en Ciudad de México) ofrecen espacios seguros donde los adultos mayores LGBTQ+ pueden vivir con dignidad, recibir atención médica, participar en actividades sociales y mantener su identidad sin miedo.
4. Políticas públicas e inclusión
Aunque hay avances en algunos países con leyes de identidad de género y matrimonios igualitarios, pocos gobiernos han desarrollado políticas específicas de envejecimiento digno e inclusivo para personas LGBTQ+. Es urgente:
- Incluir la perspectiva de diversidad sexual y de género en programas para adultos mayores.
- Capacitar al personal médico, social y administrativo.
- Crear residencias inclusivas y espacios comunitarios seguros.
- Garantizar el acceso a derechos de seguridad social sin discriminación.
5. Envejecer con dignidad: un derecho universal
El envejecimiento no debe significar invisibilidad. Las personas mayores LGBTQ+ han sido activistas, cuidadoras, pioneras de derechos civiles; han resistido y han construido comunidad. Merecen vivir su vejez con los mismos derechos, amor y respeto que cualquier otra persona.
Conclusión
Visibilizar la realidad de las personas adultas mayores LGBTQ+, en especial trans, travestis y transexuales, es un paso esencial hacia una sociedad más justa e inclusiva. Se necesita empatía, educación y políticas efectivas para que envejecer sea una etapa vivida con orgullo y dignidad, sin importar la identidad o la orientación sexual.