
Con ansias de ancianedad,me abrazo hoy.Por Rachna
Aunque las ansias de hace unas cuantas lunas me llevan a considerar que ya llegué, que ya estoy aquí, en este lugar donde la chochez es un gran regalo.
Me estoy dando la oportunidad de darle voz a las memorias de eventos que antes clasificaba como ‘buenos’ y ‘malos’, y que gracias a grandes maestros y terapeutas he podido resignificar, quitando las etiquetas de ‘bueno-malo’. Al fin y al cabo, lo ‘malo’ en casi todas las ocasiones, me llevó a grandes descubrimientos. En esta entrega, mi propósito es presentarme ante ti, que me estás leyendo, te invito a que me descubras.
¿Quién es Rachna? Hace ya muchos años decidí cerrar mis escritos con mi firma completa; Rachna, una mexicana que fruta vendía, ciruela, chabacano, melón o sandía. Vendí fruta en una vida pasada, en esta, disfruto comer fruta. Un buen plato de papaya, piña, plátano, melón y sandía, salpicado con gotas de jugo de naranja, me hace el día. Antes de ese desayuno ‘feliz’, quince minutitos de ‘Saludo al Sol’ –Surya Namaskar-, un cuarto de hora en el que las coyunturas crujen, señalando que este cuerpo físico de sesenta y tres añitos, sigue moviéndose a su ritmo. “Crunch-crinch, crunch-crinch, crunch-crinch” y en cada crunch un ‘te recuerdo dónde has estado’, y en cada crinch un ‘te recuerdo que has hecho’, en este plano existencial. Y al terminar las posturas, llegar a ‘Balasana’, la postura de la niña/el niño, porque me es esencial vivir conectada a mi niña interior, la esencia energética que da propósito a mi andar en este mundo mundial. Así, allí en Balasana hago mi ritual de agradecimiento. Tanto que agradecer.

Nací un 23 de febrero del 62 -si, cosecha del 62-, que fue un año de tigre de agua. Sol en Piscis, luna en Libra y ascendente en Sagitario, nací para nadar y viajar, viajar y nadar, serenandome en la luna del equilibrio, de la justicia, de la belleza. Abrí los ojos en un hospital de la colonia Roma, en la ahora maravillosa y atribulada CDMX. Mexicana siempre, mexicana hasta el mole, mexicana objetiva que amando México, me doy cuenta de las ‘áreas de oportunidad’ que tenemos enfrente. Madre Cáncer -el arquetipo ideal de la maternidad- y padre Capricornio -el arquetipo ideal de la paternidad-, la cuarta hija de GuaRdalupe y de Jaime, compartiendo con tres hermanas mayores y un hermano menor. Juguetona y traviesa, transcurrió mi infancia con creatividad. Amo nadar y hablar inglés desde peque, lo que me llevó a fluir como maestra del bello idioma de Shakespeare, y que constituye mi principal oficio desde joven. Espera, mi niña interior viene a corregir: “Te acuerdas que llegando del kinder, sentabas frente a ti a quienes se dejarán en casa, y hasta a tus peluches favoritos les replicabas la clase de inglés recibida ese día?” Cierto mi niña, por eso te sigo escuchando.
Caminé hacia la juventud ‘divino tesoro’ llena de rebeldía, con una revolución interior en armonía con mi luna librana. “Eso es injusto”, mi grito de guerra. En ingles, ‘WTF’. He estado ocupada integrando a mi nena y a mi aRdolescente, hasta llegar a darme cuenta que ya están integradas. Viven en esta mujer viejita vibrante que soy hoy. Vaya, vaya, me permiten comprender de corazón ese misterio del que me hablaban de niña y que busque entender preguntando “¿Cómo está eso del ‘padre, el hijo, y el espíritu santo habitando en un solo ser?”
Ya te platicaré la semana próxima mi estar en la adultez, siendo una adulta adulterada. Mientras tanto, te deseo lo mejor.
Con amor,
Rachna -una mexicana que fruta vendía y que ahorita ya se va al mercado porque no tiene fruta en su casa.